28 de diciembre de 2012

Mosaico




Muñeca de trapo sucio
que enlodó la vida misma,
pintor que mi lienzo pinta
las grietas de un rostro mustio.

Roca fría del vertedero,
marchito pétalo frágil,
víctima amarga y mártir,
roto cristal de un espejo.

Cántaro caído en pedazos
que llora en la noche oscura
cuando su voz me retumba
en mis recuerdos tan malos.

Huyan aguas turbulentas,
corran de mi seco desierto,
fuera el velo de tormento,
muévanse tan feas muecas.

Vuela el triste pensamiento
de un espíritu inerte
desnutriendo así mi mente
marcando el fin de mi tiempo.

Cuando mi aliento esfuma
perdiendo ya la esperanza
siento que mi alma descansa
al ver un rayo que alumbra.

Él tocó mi ser con fuego
sanando el más vil recuerdo,
oír su voz como estruendo
me estremeció muy adentro.

Con cuerdas de amor me atrajo
y detuvo así mi muerte,
su dulzura me sustente,
mi nombre ha pronunciado.
Arropó todo mi cuerpo,
cubrió mi vergüenza
su paz me abraza y besa
suspiró a mi oído su aliento.

Me compuso Él de nuevo
con gracia y tan hermosa,
cual flor que jardín enjoya,
sin su amor, yo me muero.

©Migdalia Orengo Albarán

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