Se te nota en el
semblante
y en la quijada
tan dura,
ese sabor que
provoca,
tragarse todo el
veneno,
que la garganta
te ahoga.
Lo veo claro en
tu mirada,
en las pupilas
cuajadas,
heladas de
sentimiento,
inmóviles de
distancias,
cegadas contigo
mismo.
Se te asfixian
los suspiros,
vas mordiendo
las palabras,
tanto grises,
como amargas,
mientras te
plantas erguido
fingiendo lo que
no existe.
Reconozco tu
talante,
va revestido de
miedo,
pues soy dueña
de mi espacio,
y del aire que
respiro,
con que limpié
tus vacíos.
He peleado la
batalla,
he enfrentado al
enemigo,
por su nombre y
apellido,
tu nada, nada me
toca,
mi horizonte, lo
he parido.
©Mildred D. Santiago Serrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario