28 de diciembre de 2012

María Concepción del Rocío Pérez de Ayala Pelayo




Mi amiga salerosa de los doce años en España
Andaluza de Huelva con tu cruz penitente
pelo rojo y largo encendido en rizos
por tus poros se desbordan
ancestros bailando sevillanas
tus castañuelas pintadas con muñecas me hicieron feliz aquel año 1966
año de una soledad amarga y fría

Tú fuiste mi bálsamo mi medicina en su día
En tus trece años de niña me nombraste tu hermana de Puerto Rico
¿Cómo te voy a dejar sola en Semana Santa?
No te quedarás en el Colegio vendrás a mi casa
Hija de madre viuda y un hermano nazareno

Me alegro haberte conocido me alegro
Ese juego que tiene la vida
de entrelazarnos mutuamente
como el arcoiris lleno de colores primarios rojos amarillos y azules
Tú en la Playa de la Canaleta
Yo en la Posa del Obispo

En la Plaza de las Monjas
las horchatas frías
los caramelos de dulce de leche
el chocolate negro
Nuestros juegos de baraja en las tardes
como te voy a olvidar
Han pasado cuarenta y tres años de sentirnos solas en silencio

Cuando vi tu foto esta tarde
quedé muda
Cuánto has sufrido amiga
Ya tus ojos iridiscentes no existen
Detrás de tu sonrisa de fotografía obligada y de la cerveza fría
todavía te sostienes a la vida esperando su redención
amiga mía amiga mía  no mueras a destiempo

Todavía existe la posibilidad de un encuentro de niñas
en el Parque María Luisa
Sevilla y la Virgen del Refugio como testigos de un milagro
una oración contestada

En la foto que guardas en tu sala se conjugó una amistad para siempre
Aquí llegué Conchita tu hermana puertorriqueña
la que te planchaba el pelo y te hablaba de novios
Concha esta vez
hasta la Muerte…

© Lucille Lang Correa

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