Mi amiga salerosa de los doce años en España
Andaluza de
Huelva con tu cruz penitente
pelo rojo y
largo encendido en rizos
por tus poros se
desbordan
ancestros
bailando sevillanas
tus castañuelas
pintadas con muñecas me hicieron feliz aquel año 1966
año de una
soledad amarga y fría
Tú fuiste mi
bálsamo mi medicina en su día
En tus trece
años de niña me nombraste tu hermana de Puerto Rico
¿Cómo te voy a
dejar sola en Semana Santa?
No te quedarás
en el Colegio vendrás a mi casa
Hija de madre
viuda y un hermano nazareno
Me alegro
haberte conocido me alegro
Ese juego que
tiene la vida
de entrelazarnos
mutuamente
como el arcoiris
lleno de colores primarios rojos amarillos y azules
Tú en la Playa
de la Canaleta
Yo en la Posa
del Obispo
En la Plaza de
las Monjas
las horchatas
frías
los caramelos de
dulce de leche
el chocolate
negro
Nuestros juegos
de baraja en las tardes
como te voy a
olvidar
Han pasado
cuarenta y tres años de sentirnos solas en silencio
Cuando vi tu
foto esta tarde
quedé muda
Cuánto has
sufrido amiga
Ya tus ojos
iridiscentes no existen
Detrás de tu
sonrisa de fotografía obligada y de la cerveza fría
todavía te
sostienes a la vida esperando su redención
amiga mía amiga
mía no mueras a destiempo
Todavía existe la
posibilidad de un encuentro de niñas
en el Parque
María Luisa
Sevilla y la
Virgen del Refugio como testigos de un milagro
una oración
contestada
En la foto que
guardas en tu sala se conjugó una amistad para siempre
Aquí llegué
Conchita tu hermana puertorriqueña
la que te
planchaba el pelo y te hablaba de novios
Concha esta vez
hasta la Muerte…
© Lucille Lang
Correa
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