28 de diciembre de 2012

“Maldeadán”





Basta ya de adanes repetidos,
ni culpas cascadas y escupidas,
asqueados como pomas rumiantes
en sierpes sucesoras, cainitas,
para que alumbres teas con dolor.

Basta ya que empujen eclosiones
al sino inmolado del Taigeto,
o al proyectil digital de uranio,
de psique lavada a quema ropa
y con-ciencia para detonar.

Basta ya de pueblos seminales,
ni leyes gametos sin olivos,
ni ciudades sin tu volición
ovariana de estirpe uterina,
de vuelo metralla sin palomas.

Basta ya de testar corolarios
que te desposen virgen sin mancha
para quebrarte los pies descalza
a fuerza de nanas de sillón,
presa de imperios testiculares.

Basta ya de carimbos en tu alma
que las lonjas de especulación
te fichan con el hierro candente
cuando eres hormona permutada
en el cadalso de los caudales.

Basta ya de que seas sólo sexo
lapidado, en esta hora de pan
dividido que te reconozco,
en que bebo tu sangre cautiva
con furia de llanto umbilical.

Basta ya de los silencios roncos
que gimen los lentos caracoles.
Basta ya de mitos de costillas,
de fe que anhela mirar costados
y ver amazonas derrotadas.

Basta ya de la mudez inédita
que Narciso burló de tu rostro.
No más ecos de vidrio sin verbo,
ni logos ajenos de otros faunos
en tus labios que yacen bajo el río.

©Antonio Santiago Merlo 

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