28 de diciembre de 2012

Los camaleones II




Te convertiste en huelguista
en la empresa de su amor,
pues el patrón te dio duro
cual pandero en el fragor,
de una la línea de piquetes
donde cantas a pulmón,
las consignas furibundas
de tu roto corazón.

Aún con ser apasionada,
en tu triste relación
recibías muy poca paga
mas continua reprensión.
Injustificada al punto
de tornarse en represión;
era un falso, un engreído
malandrín y abusador.

Por eso te echó la culpa
de toda la situación,
que eras vaga y recostada
y hasta fría en el amor.
¡Cuán bajo podía caer
aquel maldito ladrón!
tu furia ya en escalada
presagiaba lo peor.

Sin respetar el piquete
pistola en mano gritó
-Yo te lo advertí canalla,
y pun, pun, le disparó.
-Anda, guapea, guapea,
al cuerpo inerte increpó,
en la cama ensangrentada
donde antes hubo pasión.

Ahora son dos corazones
los que el odio destrozó,
a uno, fue para siempre,
el otro se nos murió.
Vasallos de su impotencia,
de cambiar su situación,
un día de San Valentín
se destruyeron los dos.

© Milton A. Curcio Colón

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