Grita la mujer
al nacer y
alegres gritan
los sueños colectivos.
Ilusión,
esperanza, futuros…
Grita la infanta
al explorar
su nuevo y
fascinante mundo.
Grita la adolescente
excitada
ante nuevas
sensaciones y redondeces.
Grita de ilusión
la mujer enamorada.
Grandes pasiones
adornan su vida.
Grita al parir y
el milagro la deslumbra.
Un nuevo ser
sale de su cuerpo.
Ilusiones,
sueños y planes
se hilvanan a
dúo.
Grita de rabia
la mujer traicionada.
Amor pisoteado,
quemadura que no sana.
Soledad,
desprecio y abandono
llenan su vida
de dolor.
Grito de muerte
exhala su boca.
Pero nadie la
escucha, no es importante.
Amante, dueño,
verdugo,
obsesionado
perro de hortelano.
La vida se
escurre gota a gota
sobre el lecho
frío.
Las rojeces se
coagulan y sofocan.
No más gritos.
La nada, lo
absurdo, se propaga.
Pero es solo una
de tantas
y a pocos
importa ese postrer grito.
©Leticia Rossy
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